lunes, 6 de agosto de 2012

Sofá / Sofa #1 & #2


Hoy hace un día de bombín y paraguas. Las chicas que veo por la televisión corren por las calles mojadas del maratón olímpico. Y, si miro por la ventana, veo los charcos en mi calle. Un domingo de verano que parece otoño. Si hay charcos en la tele y en mi calle, creo que ha llovido en todo el mundo.

Streets of London
Pero no es así, en mi ánimo hay un sol brillante diciéndome que las cosas van bien. Que me esperan cosas fantásticas dentro de dos semanas. Porque hoy se acaba el periodo del primer ciclo de quimioterapia. Dentro de dos semanas los efectos secundarios del segundo ciclo se habrán ido y me encontraré mejor. Todavía más receptivo para todas esas cosas buenas que me va poniendo la vida.

Esta semana que va terminando ha sido el mejor periodo de los últimos años. Aunque soy de Bilbao, no exagero. No recuerdo haber tenido mejor ánimo en los últimos diez años. Siempre pasaba algo que torcía la realidad y la estrujaba hasta convertirla en una bola de papel arrugado. Creo que ya me toca un poco de tregua a pesar de la leucemia. Por eso, cuando sale un rayo de esperanza me subo al globo de la voluntad para alcanzar la luz.

Toda esa energía no sólo la he puesto yo. En esta semana me ha acompañado gente en forma de breves encuentros encima del sofá de nuestra casa. He tenido suerte porque todas estas personas venían cargadas de protones, energía positiva. Partículas de las que me he contagiado para estar todavía mejor. 

El sábado de la semana pasada nos vinieron a visitar la familia de Madrid. Una tarde muy grata de charla con Begoña y Luis. Además, rompí uno de mis records, anduve más de un kilómetro por el paseo de la playa sin hacer escala en ningún banco. De medalla de oro. Luego a la terraza del bar más próximo, a reponer fuerzas tomando una bebida isotónica con una buena base de cebada y burbujas.

El arte encima del sofá
Luego vino a visitarnos Iván. También llegó de lejos. Desde Boston, con escala en Milán y Gijón. Un día lleno de emociones. No nos veíamos desde hace más de diez años, e incluso nos habíamos perdido la pista. Pero desde que nos vimos en el aparcamiento, parecía que sólo había transcurrido un día desde nuestra último encuentro. La tarde caminó entre el arte y la vida. William S. Burroughs, la generación Beat, Bill Laswell y nuestros proyectos personales. Trabajos que a lo mejor se juntan en un futuro cercano. Trajo todos sus sprays y nos dejó un regalo. Entonces Iván se convirtió en CoyotePaintingWalls y plasmó mi mensaje en el túnel que hay cerca de casa, por donde pasan todos los peregrinos que circulan por el Camino del Norte hacia Santiago de Compostela.

Camino del Norte. Peregrinos mirad a la izquierda.
Tras muchos intentos, debido a unas agendas artísticas repletas de bolos, conseguimos sentar en nuestro sofá a Borja y a Ainhoa. Qué ganas teníamos de verles. Qué gente tan positiva. Nunca he visto a Borja de mal humor, y eso que hemos pasado horas y horas en el estudio juntos. Ahora estarán a punto de subirse a un escenario para darlo todo. Esperamos que vuelvan pronto.

Con Borja y Ainhoa
Desde que el médico me levantó la veda para el contacto con adultos, los niños los tengo prohibidos, teníamos pendiente una de tortillas de patata con Joxemari. Antes de mis ingresos en el hospital, solíamos ir los viernes a una vieja taberna llamada La Fuente a comer tortilla. Y nos sentábamos un rato, si conseguíamos sitio. Porque siempre hay que esperar en la cola para que te sirvan y, a veces, cuesta llegar hasta la barra por la cantidad de gente que espera lo mismo que nosotros. Y en realidad, las tortillas de este sitio son de las mejores que hemos probado. Desde que no puedo entrar en lugares concurridos, se ha convertido en una tradición poner este plato en casa los viernes por la tarde para cenar. Este viernes hemos puesto la primera piedra para nuestra particular ruta de la tortilla de patata casera con Joxemari. Son cosas sencillas para pasarlo bien sin salir a la calle. Estos momentos me dan la salud que necesito. No se requieren cosas sofisticadas, ni romperse la cabeza: una buena conversación alrededor de esta comida con forma de platillo volante y tres cervezas.

Con Joxemari las tortillas saben mejor
Por la red he tenido buenos momentos de visitas a golpe de teclado, siempre desde el sofá. Me he reencontrado con una buena amiga y mejor persona, que ha vuelto desde mi pasado. Aquel país que tenía ya olvidado, porque la época que nos tocó vivir no fue la mejor de mi vida y nos perdimos para siempre. Esas letras me han reconciliado con mi pasado y eso me hace sentir mejor. Gracias Marta.

Siempre que hablo contigo el MONO vigila
Frank Zappa estuvo a punto de venir a Bilbao en 1975. Estaba tan excitado por verle como estoy ahora cuando va a venir gente a casa. Cómo no me iba a volver loco un músico tan especial como él. En sus comienzos dio un concierto con una bicicleta, luego se presentó a las elecciones para presidente de EE.UU. Hacía una música enloquecida a la que no podías dejar de prestar atención. En el 75 su música se había convertido en una rica colección de temas complejos que Zappa hacía sonar con la facilidad de un maestro. De aquella época es un disco que me ponía una y otra vez para asimilar todos los detalles, era One Size Fits All (Una talla sienta bien a todo). En ese disco hay un tema dividido en dos partes titulado Sofa. Tema que me viene de perlas para unir las piezas de este puzzle en el que se ha convertido el post de hoy, y que gira en torno a nuestro sofá de casa. Gracias Frank.

El testamento del Maestro Frank Zappa
Zappa falleció hace casi 20 años por culpa de otro maldito cáncer. Pero le pude ver en el año 88, y en Bilbao. Así que, estuvimos 13 años esperando a las puertas del Pabellón de La Casilla. La espera mereció la pena. La única vez que el puñetero pabellón sonó bien. Como recuerdo, existe una grabación del concierto de Barcelona que emitió La2 unas fechas más tarde. Tengo toda su discografía oficial, además de discos piratas, vídeos, dvds y libros. Pero gracias a Zappa tengo muchos amigos que me están empujando estos días de combate contra el MONO. A Charly un día le dio por crear una lista en internet. Grupo de locos por Zappa que ahora conocemos como La LiZta. Allí conocí a mis hermanos digitales, a Luis G., a Román, a JV Campos, a Manacho, a Andrés, a Borja El Crack number one, Francesc y a muchos más. Algunos también se han sentado esta semana en mi sofá de teclas o hemos hablado por teléfono desde su mullido asiento. Si Wito viviera, seguro que se habría sentado aquí con nosotros a tomar una cerveza. Él era otro hermano en Zappa, que se lo llevó su Harley Davidson hace varios septiembres.

Después de haber experimentado todos los estados de ánimo posibles durante este último año, hago un balance y veo cómo los seres humanos nos complicamos la vida. Siempre nos andamos quejando por estupideces. Esas nimiedades nos provocan unos estados de malestar que no merecemos. Y, ¿por qué los buscamos?. ¿Es que nuestro estado natural es estar lleno de electrones?. Pues no, cargados negativamente no evolucionamos. Entramos en crisis y colapsamos. Sé bien de lo que hablo y no es nada agradable. Si estamos bien de espíritu, la gente nos responde entregándonos más protones. Nuestro depósito se carga, y nuestros amigos nos recuerdan durante más tiempo.
Y hoy domingo, Mayte y yo hemos brindado por Alazne y su bebé recién nacido. El remate para una semana genial.





Frank Zappa Sofa#1

Frank Zappa Sofa#2 Live In Munich