viernes, 26 de octubre de 2012

Blue Jean

Escribiendo en los cielos de mi mente
Estaba escribiendo otro post, de hecho lo comencé a escribir en mi mente el miércoles. En esos minutos que se alarga mi espera para que me revisen el PICC que llevo en el brazo. No voy a desvelar nada, porque pronto verá la luz. Cambié de idea mientras Lourdes me iba quitando las capas de adhesivos que cubren mi bíceps. Donde me hacen el mantenimiento semanal es la sala donde me han extraído sangre para las analíticas, cuando mis linfocitos estaban oscilando entre 83.000 y 96.000. Un tiempo que yo lo veo como mi Edad Media, llena de oscuridad y temores. 

En esta pequeña sala hay dos puestos para sentarse y uno para tumbarse. Siempre que puedo me pongo en el que está al lado de la ventana. Por suerte, el Hospital de Basurto de Bilbao tiene césped y árboles entre los pabellones. Miro esas hojas que se balancean y la gente que entra y sale por la puerta de enfrente. Esto me distrae, porque si miro lo que me están haciendo a lo mejor me da un mareo. Soy un poco aprensivo. Si te veo sangrar, me caigo redondo.

En el otro puesto se sentó una mujer a la que le iban a revisar el PICC por primera vez. El tener un aparato de esos ya te conduce a la solidaridad con las personas que también lo llevan. Generalmente, cuando estoy allí, ni siquiera miro para saber quién está a mi lado. En vez de mirar todo el tiempo por la ventana, esta vez me giré para ver su rostro. Probablemente tenía mi edad. Estaba preocupada por su marido, para que le devolvieran el papel que el hospital emite con cada cita y así justificar ante su trabajo esa “ausencia de acompañante”. Porque los acompañantes también son tan ausentes como nosotros. No existimos. Dejamos de salir a la calle, dejamos de contar para la gente que nos conoce. Las rutinas se cambian. Ya no hay pinchitos de tortilla los viernes en La Fuente, esa antigua taberna de puerto tan entrañable. Ya no hay cervezas en cualquier sitio, siempre tienen que ser sentado en la calle. Ahora que el tiempo se va haciendo más frío sólo se pueden tomar en casa. Ya no hay prisa para tomar el autobús de las 7:30, ni el de las 8:00, ni el de las 8:30. La persiana del estudio ya no se levanta todos los días, sólo un ratito los miércoles. Sólo para mirar que todo está en su sitio. La música se apagó para encenderse en otro sitio.


Stick concienciado y solidario contigo

Esa mujer estaba a punto de acabar su tratamiento y las venas ya no le aguantaban más. Le contaba a Susana, la otra enfermera, los problemas que había tenido en el quirófano donde nos ponen estos dispositivos. Bajo su pañuelo, se veía en su cara el deterioro por la lucha contra otro cáncer de mama. Porque cuando se pelea en el frente cotidiano contra esta enfermedad se te pone cara de guerra. Es tu uniforme y el pañuelo es tu casco integral. Esa cara con diferente pañuelo es la que veía en los blogs de las “chicas del cáncer”, como las llamamos desde aquel primer día en el que descubrimos aquella fuente de sabiduría. 


19 de octubre, un día contra el cáncer de mama...
... que se sufre 365 días al año.

La primera imagen que me llegó fue Blue Jean. No sabía porqué. Pero apareció en mi cabeza el retrato de David Bowie muy maquillado y con turbante, caracterizado como un cantante imaginario llamado “Screaming Lord Byron”. Ese maquillaje oscuro y dorado. Ese aire de misterio que da siempre un pañuelo. Blue Jean no habla de una historia de mil y una noches llena de incertidumbres. Ni de un caminar encima de un alambre haciendo equilibrios con una barra de quimioterapia y unas zapatillas de radioterapia. Esa forma física y química de mantener la estabilidad y de llegar al otro lado. Ni de ese extraño viaje bajo el que no hay red. Blue Jean sólo es un detalle, un movimiento. La traigo hoy por unos segundos de película. Imaginando cómo será ese día en el que el pañuelo cae como una hoja de otoño o se desenrolla como el papel de regalo un día de cumpleaños y te muestras tal como eres. Como Screaming Lord Byron girando sobre ti misma desenlazando un turbante, para decirle al mundo: ¡Estoy curada!.


19 de octubre sesión en rosa.
Esta historia ocurrió hace diez días, dos días antes del Día Mundial del Cáncer de Mama. Me he tomado mi tiempo para hacértela llegar, porque los efectos secundarios son cada vez más agudos y me cuesta contar cosas, pero no quería pasar por alto esta fecha y descartar esta historia. Acordarme de esa jornada en la que el MONO y yo cruzamos palabras de solidaridad contigo y con personas como tú. Este homenaje va por ti que has luchado, estás luchando o lucharás contra algo que te cambia la vida al instante y que, cuando llegas al final del alambre, te ha convertido en mejor persona. Porque las guerras que libramos son paralelas, sé muy bien de lo que hablo. Blue Jean.


David Bowie - Blue Jean


17 minutos de un Bowie patoso y 3 minutos de un Bowie estrella